25 jun 2012

Una larga historia de inestabilidad

ASUNCIÓN.— La inestabilidad está en el ADN político de los paraguayos. Los golpes de Estado y los gobiernos interrumpidos por renuncias forzadas y guerras se remontan lejos en la historia de este país. La bisagra histórica de este país, donde los liberales no gobernaban desde hacía 74 años, se construye en 1954, cuando el generalísimo Alfredo Stroessner encabeza un golpe de Estado contra el presidente Federico Chávez, de su propio partido, el Colorado.
Aquel sería el primero, pero no el último, gobierno interruptus. Stroessner fue “el todo” de una dictadura que se extendió hasta el 3 de febrero de 1989, cuando su consuegro, el general Andrés Rodríguez, levantó al Ejército y obligó a al viejo dictador a renunciar y partir al exilio en Brasil.
Rodríguez terminó cumpliendo la palabra que había empeñado en Estados Unidos y en Brasilia: organizó elecciones limpias y gobernó hasta 1994, cuando fue reemplazado por su ministro de Integración, en lo que aquí se conoció como “la transición enlatada”.
Wasmosy y su gobierno, atravesados por la corrupción, sufrieron un levantamiento militar en 1996 protagonizado por el entonces jefe del Ejército y hoy senador, Lino Oviedo, que no prosperaría. Oviedo terminaría enjuiciado y con sus derechos políticos suspendidos, pero aún así pudo colocar a un delfín, Raúl Cubas, y ganar las elecciones presidenciales en 1998.
Oviedo y el presidente del Partido Colorado, Luis María Argaña, nunca se habían disimulado el odio que se dispensaban. A regañadientes, este último compartió la fórmula con Cubas, hasta que el 23 de marzo de 1999 fue acribillado por desconocidos. El hecho desató una multitudinaria protesta en la Plaza de Armas. El día 26, francotiradores apostados en los edificios aledaños dispararon contra la multitud, matando a siete manifestantes. La presión del Congreso lo llevó a renunciar y fue reemplazado por el presidente del Senado, Luis González Macchi, quien gobernó hasta 2003, cuando asumió otro colorado, Nicanor Duarte Frutos.
Duarte fue el último de la dinastía de presidentes Colorados desde 1954. Cuando ya parecía que el país había elegido el camino de la estabilidad, Fernando Lugo, con una alianza de grupos de izquierda asociados al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) (surgido del histórico Liberal en la clandestinidad, bajo el ala de Antonio Laiño, durante la dictadura de Stroessner), llegó al poder.

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