15 jun 2012

Indocumentados en Israel, el nuevo desafío

JERUSALÉN.— Ya son más de 60 mil y, aunque no comenzaron a llegar ayer, los migrantes indocumentados de África, que ingresan a territorio israelí cruzando la frontera sur con Egipto, se hallan ahora en el foco de la atención pública por varios casos de violencia que encendieron, con cierta demora, luces de alarma.
Por un lado, habitantes de barrios en el sur de Tel Aviv donde se concentra gran cantidad de indocumentados sostienen que su seguridad personal se ha visto seriamente perjudicada, que han aumentado los asaltos violentos y hasta se han registrado intentos de violación.
Por otro, a raíz de ello y también de una generalización e incitación protagonizada por algunos políticos, se han registrado en el sur de Tel Aviv y en Jerusalén ataques a trabajadores extranjeros, entre ellos indocumentados africanos, no involucrados en delito alguno. En Jerusalén hubo inclusive quien prendió fuego a la entrada de un edificio en el que residen unos 50 trabajadores extranjeros, lo que pudo haber terminado en tragedia.
El alcalde Nir Barkat condenó el ataque, exhortando a la policía a actuar con firmeza contra los responsables del “ataque racista” y, días antes, el ministro de Seguridad Interna Itzjak Aharonovich había condenado a los atacantes de africanos en Tel Aviv. El ministro recalcó que los políticos deben actuar con responsabilidad, en evidente referencia a casos como el de la diputada Miri Regev del Likud, quien en una manifestación gritó que “los sudaneses son un cáncer que hay que extirpar de nuestro cuerpo”.
Políticos y activistas de derechos humanos también se quejaron de manifestaciones como las del ministro del Interior Eli Yshai, quien dijo recientemente que “la mayoría de los ilegales son criminales”. El presidente del Parlamento, Rubi Rivlin, también del Likud, pidió aclarar: “No debemos usar lenguaje que los antisemitas usan contra los judíos”.

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