11 jul 2012

Controversia por bacteria que vive de veneno

La revista Science rompió sus habituales -y estrictas- normas de confidencialidad cuando, junto con el anticipo de los trabajos que se publicarán esta semana, liberó a la difusión pública dos de ellos que refutan una investigación del Instituto de Astrobiología de la NASA sobre una bacteria a la que se creyócapaz de desarrollarse sustituyendo el fósforo, un elemento vital para la vida, por arsénico.
La existencia de GFAJ-1, como se había bautizado a labacteria, se había dado a conocer en una conferencia de prensa en diciembre de 2010 y había despertado enorme interés. Se creyó que los científicos habían encontrado una forma de vida que transgredía las reglas de la biología tal como la conocemos.
Y hasta hubo rumores de que iban a presentar evidencias de vida en otro planeta. Todos los organismos terrestres utilizan seis elementos: oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre.
El arsénico es tóxico, pero sus propiedades químicas son similares a las del fósforo, explica un editorial que acompaña las refutaciones. De modo que la bacteria hallada por la doctora Felisa Wolfe-Simon y sus colegas en los sedimentos del lago Mono, en el este de California, no cumplía con la receta aceptada de la vida.
"Sabíamos que algunos microbios pueden respirar arsénico, pero lo que hemos descubierto es que esta bacteria es capaz de hacer algo nuevo, porque construye parte de sí misma con ese elemento", aseguró Wolfe-Simon. Sin embargo, el trabajo rápidamente suscitó dudas entre muchos científicos.
Pocos días después de la publicación, el escritor, periodista y profesor de la Universidad de Yale Carl Zimmer citó en su blog The Loom a muchos escépticos, entre ellos a Rosie Redfield, profesora de microbiología de la Universidad de la Columbia Británica, en Vancouver, que intentó reproducir el experimento, pero sin éxito.
Ahora, Science da a conocer dos informes independientes, firmados por Tobías Erb y colegas, y por Marshall Reaves y colegas, que "claramente revelan`` que GFAJ-1 no procesa el arsénico del modo en que se había propuesto.
"La bacteria, dice el editorial de la revista científica, un extremófilo (organismo que vive en condiciones extremas) bien adaptado que vive en un ambiente con altas concentraciones de arsénico, es capaz de ingerir fosfato en condiciones rigurosas, lo que ayudaría a explicar por qué puede crecer incluso cuando el arsénico está presente en sus células".
En los dos nuevos informes, uno sostiene que el arsénico no contribuye al desarrollo de la bacteria y el otro concluye que aunque la bacteria es sumamente resistente al efecto venenoso del arsénico, de todos modos necesita fósforo para crecer.
La investigadora argentina María Eugenia Farías, experta reconocida internacionalmente en organismos extremófilos por sus trabajos en lagunas de la Puna, comparte las conclusiones de estos nuevos trabajos.

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