17 ene 2013

El Salvador, por un santuario de paz


SAN JOSÉ.— Los ingredientes del nuevo potaje ya están en la olla de la violencia de El Salvador: “mareros” presos y libres, reos sin nexo con las “maras”, pandillas emergentes, policías e iglesias, con facilitadores civiles y verificadores internacionales.
La sorprendente convergencia de viejas y renovadas fuerzas rivales o de fugitivos y perseguidores no es para batirse a balazos en una calle de algún barrio marginal salvadoreño, sino que busca establecer un “santuario de paz” con 18 municipios libres de violencia, gracias a un compromiso de las “maras” y de otras pandillas de desarmarse, replegarse y cesar los actos de delincuencia a cambio de que las fuerzas policiales salvadoreñas desistan de las batidas represivas.
“La figura de municipio libre de violencia, santuario o zona especial de paz está determinada por la suscripción de un pacto por la vida y la paz”, afirmó el salvadoreño Raúl Mijango, presidente de la (no estatal) Fundación de Acción Económica y Social, de San Salvador.
“A los muchachos (‘mareros’ y demás pandilleros) se les está pidiendo el abandono completo de las prácticas delictivas en esos municipios y la entrega del armamento”, en un proyecto “no estatal”, gradual y progresivo, explicó a EL UNIVERSAL Mijango. Aunque se abstuvo de identificar, por el momento, a los 18 municipios “santuarios”, recalcó que “serán los más violentos”.
En un proceso que dará continuidad a la tregua entre “maras” vigente en el país desde marzo de 2012, la proclamación de los primeros cuatro municipios involucrados se hará mañana en El Salvador, confirmó Mijango, un ex guerrillero que hace más de 10 meses se alió a monseñor Fabio Colindres, capellán del ejército y de la policía de El Salvador, para facilitar el cese de hostilidades.
El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, informó el 5 de enero que la tregua redujo los homicidios, ya que del 11 de marzo al 28 de diciembre del año anterior se registraron mil 608, 54.4% menos que en 2011 (3 mil 525).
Las extorsiones también se redujeron en 11%, mientras que los hurtos en 9% y los robos en 5%, precisó el presidente, al admitir que aunque los datos son positivos, todavía son insuficientes. Reacio a conceder las reducciones exclusivamente a la tregua, recordó que “desde hace tres años El Salvador lleva adelante una política seguridad ciudadana que ha ido dando sus frutos, poco a poco”.
El concepto de “santuario de paz” surge en coincidencia con el cumplimiento, ayer, de 21 años de la suscripción en México de otro pacto de paz: el que en 1992 puso fin a 12 años de una guerra que, con saldo de más de 75 mil muertos y decenas de miles de desaparecidos, dividió y ensangrentó a El Salvador y enfrentó a la insurgencia izquierdista con las cúpulas castrenses y políticas oligárquicas que, por décadas, gobernaron en ese país con mano dura.

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